viernes, 3 de mayo de 2013

La película más pequeña del mundo

Las portadas de los medios de comunicación  digitales  de medio mundo se hicieron eco  el 1 de Mayo de la llamada "película más pequeña del mundo", hecha tomando imágenes de unos centenares de átomos mediante un microscopio de efecto túnel.      La película, titulada "A boy and his Atom" es otro de las "intangibles" que comentábamos el otro día,  salido del laboratorio de Andreas Heinrich en el centro de investigación que tiene IBM en San José, California.   Como experimento, no tiene ninguna aplicación práctica para el usuario, pero IBM se beneficia de una visibilidad que ninguna campaña de publicidad le proporcionaría. 

Al igual que cualquier otra película,  "A boy and his Atom" es una sucesión de imágenes, pero a diferencia de las películas convencionales, cada imagen está hecha por unos centenares de átomos, en realidad de moléculas de CO,  depositados en una superficie de Cobre.  El tamaño del "escenario" es apenas de unos 10 por 10  nanómetros, que vendido al precio de los pisos en Manhattan, no llegaría a un céntimo de peseta.  Ningun microscopio óptico tiene resolución para tomar  imágenes de algo tan pequeño, ya que la longitud de onda de la luz es muchísimo mayor que el tamaño  de los átomos.  

Cuando se trata de "ver" átomos,  estamos ciegos y necesitamos un bastón para tocarlos.  El bastón es una aguja metálica afiladísima cuyo movimiento se controla de manera extraordinariamente precisa, a través de una ingeniosa combinación de materiales piezoeléctricos controlados por un ordenador.  La punta de la aguja se puede acercar hasta una distancia de apenas  una décima de nanómetro (1 Amstrong). Una vez allí se puede hacer pasar corriente eléctrica entre la punta y la superficie. Para ello los electrones tienen que superar una barrera de potencial, la que los mantiene confinados en la punta y la superficie,  a través de un efecto mecánico cuántico conocido como "efecto túnel".  Por virtud de este efecto, la cantidad de corriente que puede pasar entre la punta y la superficie es extraordinariamente sensible  a la distancia que los separa.   Por tanto,  se puede hacer un mapa de la superficie con tal precisión que, si hay un átomo que sobresale,  es detectado por nuestro bastón, al que llamaremos STM, por sus siglas en inglés: Scanning Tunneling Microscope. 

Desplazando el bastón por toda la superficie se  obtiene información  sobre su topografia, que se representa en forma de mapa o imagen en  la pantalla del ordenador, para poder verlo con nuestros ojos.    Pero el bastón, es además  usado  para mover los átomos.  Así, para hacer la película,  Heinrich y 3 colegas más, trabajando por turnos durante dos semanas, movian los átomos en la superficie para ponerlos donde especificaba un guión del departamento de PR de IBM,   le sacaban la "foto" con el STM, y procedían a mover los átomos de nuevo, para tomar la siguiente, hasta un total de 242 imágenes,  para hacer un corto de poco más de un minuto. 

La campaña "viral" resultante,  es otro ejemplo de cómo la actividad científica guiada por la curiosidad, y no por las aplicaciones, o en este caso por la ciencia como algo  lúdico también tiene un impacto económico positivo.  Si en lugar de llenar portadas con nuestros 6 millones de parados, nuestros lios políticos,  nuestros aeropuertos sin aviones, nuestro parlamento asediado,  pudieramos enseñarle al mundo los resultados del talento de nuestros científicos,  algo contribuiríamos a mejorar la marca España. 



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