jueves, 9 de octubre de 2014

Más sobre el Ébola y dilemas morales

Cuando ETA secuestró a Miguel Angel Blanco,  casi todos estuvimos de acuerdo en que no se podía ceder al chantaje (pedían trasladar a los presos de ETA  a cárceles vascas).  El argumento central de por qué había que sacrificar la vida de un tipo inocente era el de la seguridad: si se cedía al chantaje una vez,  habría más secuestros de este tipo. 

Quince años más tarde, con el fin de intentar salvar la vida de dos personas que, de forma  admirable pero voluntaria, se habían puesto en peligro,  el gobierno ha cambiado radicalmente la doctrina y pone en peligro la seguridad de toda la población, de forma mucho más severa.  Y encima,  ha sido en vano. 

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