martes, 28 de febrero de 2017

Sin palabras (en nuestro idioma)

Retomo el blog, tras dos meses con demasiado trabajo, y lo que me queda.    Imaginad que visitáis una tribu remota en la selva amazónica y les enseñáis un puntero laser, un iphone o una paella.  La reacción de los indígenas sería de admiración o quizá de rechazo y  ciertamente de sorpresa. En cualquier caso, los indígenas no tendrían palabras, literalmente, para referirse a estos objetos desconocidos para ellos.    Pues bien,  lo mismo nos pasa en el mundo académico español con palabras bien conocidas en el mundo académico anglosajón, como  tenure track position, endowment, start-up  budget, overheads o spin-off.  En esta entrada  empezaré a a explicar brévemente  el significado de algunas de estas  palabras.

 El "Tenure track position" es un puesto de profesor de Universidad, de duración limitada,  habitualmente 5 años,  al final del cuál está garantizado el derecho de la persona que lo ocupa a ser considerado para un puesto permanente.  Este tipo de puesto provisional es la vía por la que prácticamente todos los profesores de Universidad del mundo anglosajón han de transitar.   La competición para acceder a estos puestos es tremanda,  a menudo con más de 100 candidatos por puesto.    El procedimiento de evaluación por el cuál la persona recibe, o no, el puesto permanente, tenured position en inglés, está lejos de ser un trámite automático, y en las universidades más prestigiosas menos de la mitad de los candidatos lo logra. En algunos departamentos específicos, como el de Matemáticas de Harvard,  han estado décadas enteras sin que nadie logre un puesto permanente, o como diríamos en España "estable".

El "Tenure track position" lleva aparejado un "start-up budget", dinero   que la Universidad le da a la persona, al comienzo de su contrato temporal,  para que cree su propio grupo de investigación y ponga en marcha su laboratorio.  Lógicamente, el Departamento contratante  le proporciona espacio para un laboratorio y  despachos.   En mi ámbito (Física de la Materia Condensada), este  presupuesto de arranque puede alcanzar hasta un millón de dólares, que es algo así como 20 veces el presupuesto para gasto corriente, salarios excluidos,  de un departamento de Universidad en España.    Por tanto, cuando un departamento anglosajón pone en marcha una "tenure track position", está realizando una inversión millonaria, literalmente, de ahí que la decisión sea tomada con mucho cuidado, y haya un fuerte incentivo para contratar a la persona adecuada.   El presupuesto futuro del Departamento, del cuál salen los aumentos de sueldo ligados a producción, y la reputación, que sirve para atraer a estudiantes, postdocs y financiación de proyectos, están en juego.

Comparemos  todo esto con la situación en España: el concepto de "tenure track position" no está institucionalizado.  Tenemos dos variantes que se podrían asemejar. Por un lado, está el programa Ramón y Cajal, y sus variantes regionales,  por el cuál el  Estado subvenciona a las Universidades y centros de investigación  públicos puestos de profesor o investigador,  de 5 años de duración,  con la promesa de que se  creará una plaza de caracter permanente, al acabar el contrato.  En la actualidad el programa  Ramón y Cajal proporciona un presupuesto de arranque de unos 40 mil euros (hace años eran 6 mil).  Es muy infrecuente que el centro contratante le proporcione un laboratorio y la oportunidad de crear un grupo a los contratados en este programa.  El número de contratos Ramón y Cajal es, para todo España, en todas las áreas de conocimiento, del orden de 200.  En el área de Física , por ejemplo,  se dan unos 17 puestos para todo  el país.  Como referencia, el departamento de Física de MIT puede sacar hasta 6 tenure track positions en un año.   El proceso de selección para estos puestos del programa Ramón y Cajal es muy competitivo,  con aproximadamente 10 candidatos por contrato.

La segunda variedad de tenure track a la española está instaurada en algunas universidades españolas y es más cutre todavía:  los puestos de profesor Ayudante,  con una retribución de aproximadamente un 30% menos,  un proceso de selección cocinado de forma casi clandestina, ya que estos puestos rara vez reciben publicidad. El start-up es cero, y lo que se espera del candidato es que imparta muchas clases. Acabados los 4 años de contrato,  el puesto (normalmente con el candidato dentro) es convertido en una categoría superior (profesor Contratado Doctor), de caracter permanente.  Esta promoción está garantizada por acuerdos firmados previamente entre la Universidad y los sindicatos.

Con estas mimbres,  que nadie se extrañe si nuestros científicos más capaces se marchan a trabajar al extranjero, para no volver,   si logran ganar uno de esas tenure track positions,   que permiten trabajar en un sitio rodeado de colegas igualmente competentes, en una sociedad que valora el trabajo del mundo académico, probablemente porque éste ha sabido ganarse y merecerse esa apreciación.